¿Con qué frecuencia se deben cambiar los neumáticos del coche?

Para evitar accidentes de tráfico, es fundamental cambiar las llantas a tiempo. Los neumáticos sostienen nuestros coches y nos mantienen seguros mientras conducimos.

La vida útil de un neumático suele ser de entre 45,000 y 60,000 kilómetros, siendo los neumáticos delanteros los que más se desgastan. Una rotación de los neumáticos y otras tareas de mantenimiento prolongarán su vida útil.

El cuidado que proporcione a los neumáticos de su coche, incluyendo la rotación, alineación y equilibrado, así como el mantenimiento que proporcione a su coche y su precaución al conducir en regiones con pavimento dañado, afectan a la duración de los neumáticos de su coche.

Comprobar la indicación de seguridad de los neumáticos, que indica una profundidad precisa de 3 a 4 mm, es otra técnica para determinar si su automóvil necesita neumáticos nuevos. Si los neumáticos alcanzan esta marca, es necesario cambiarlos. 

ATENCIÓN: Debe medir la profundidad de la llanta en muchos puntos del neumático, y la profundidad más baja que encuentre es la que importa. Tenga en cuenta que esta profundidad o relieve tiene varias ventajas, entre ellas proporcionar al neumático un amplio espacio para «enfriarse» y funcionar correctamente mientras se utiliza.

Para mayor seguridad, los mecánicos aconsejan cambiar todos los neumáticos a la vez. Además, si los neumáticos no se cambian al mismo tiempo, algunos de los extremos del coche podrían no funcionar al mismo ritmo, lo que puede ser difícil de manejar y provocar un accidente.

Los cuatro aspectos más cruciales sobre los frenos del coche que debe entender para estar seguro

Como usuario, debe tener un conocimiento general de los fundamentos de los frenos y de cómo funcionan.

1. La vida del líquido de frenos no es infinita

El líquido del sistema de frenado tiene una vida útil, y el fabricante de cada automóvil recomienda un intervalo de sustitución a lo largo de ese tiempo. Por lo general, se aconseja sustituirlo cada 40,000 kilómetros.

2. Cuando utilice los frenos, aprenda a sentir y a escuchar

Hay un problema si los frenos chirrían. La cosa empeora si vibran. Como los frenos de la mayoría de los coches están pensados para ser silenciosos, un chirrido puede indicar un problema o un desgaste excesivo.

La información se transmite por el pedal del freno; si el pedal vibra y se siente «ondulado», hay un problema con los frenos.

3. Ajuste los frenos

Es típico tener que ajustar los discos o tambores al hacer el mantenimiento de los frenos.

Por lo general, los frenos presentan un desgaste desigual en su superficie debido a un uso o trabajo excesivos, y se pide que se solucione este problema.

Para eliminar los defectos relacionados con el uso y conseguir pistas de frenado completamente uniformes, el disco de freno se coloca en un torno de precisión y las bandas de frenado -es decir, las caras del disco y la pista de frenado del tambor- se desgastan hasta décimas de milímetro.

Ahora bien, cuando el disco o el tambor se desgastan, su grosor disminuye. Si este grosor se aproxima a cero, pueden producirse fallos como fracturas o deformaciones al variar la temperatura, además de una mala disipación del calor, lo que en última instancia se traduce en una menor potencia de frenado en circunstancias peligrosas.

4. Adquirir destreza en el frenado

Tenemos que darnos cuenta de que cada vez que accionamos el freno, estamos creando una gran fricción entre los componentes metálicos. El sistema no podrá volver a su temperatura normal si no quitamos el freno y dejamos escapar el calor. El frenado prolongado a altas velocidades ejerce mucha presión y tensión sobre los frenos. Esencialmente estaremos friendo el sistema si nos acercamos a una curva en la que es necesario frenar y esperamos la luz verde mientras aplicamos el freno.

Si se pisa el pedal del freno al bajar una pendiente, es probable que el sistema funcione mal y deje de funcionar si no le damos un descanso. Esto se debe a que cada uso intenso de los frenos requiere un periodo de enfriamiento.